La reliquia de la sangre de San Francisco se detiene en Montefalco, casa de formación de la Custodia

La reliquia de la sangre de San Francisco se detiene en Montefalco, casa de formación de la Custodia

Los frailes de la Custodia de Tierra Santa presentes en el convento de San Fortunato en Montefalco (Umbria, Italia), casa del postulantado, organizaron el recibimiento de la reliquia de la sangre de San Francisco con motivo de los 800 años de los estigmas del padre seráfico. La reliquia procede del santuario del Monte La Verna (Toscana, Italia), que además de ser un lugar de espiritualidad y memoria franciscana es la sede del noviciado para quienes deciden emprender el camino franciscano.

El lunes 15 de abril la reliquia llegó a la ciudad de Montefalco, donde la recibieron Su Excelencia monseñor Renato Boccardo, arzobispo de Spoleto-Norcia, el alcalde y las autoridades civiles que, en presencia de numerosos fieles, se dirigieron en procesión al convento de los frailes de San Fortunato.

El martes 16 de abril por la mañana, el guardián del convento, fray Marco Antonio M. Uras llevó la reliquia al centro penitenciario de Spoleto. Se hallaban presentes el arzobispo, el capellán, la directora, trabajadores y presos. Fue un momento de oración muy emocionante, al final del cual el superior llevó la reliquia a las clarisas de Trevi, que la recibieron con alegría. A lo largo del día se llevaron a cabo en el monasterio momentos de catequesis dirigidos por fray Paolo Zampollini y la celebración eucarística, presidida por el vicario de la provincia seráfica fray Danilo Tremolada.

El miércoles 17 de abril, la reliquia permaneció en el convento de San Fortunato, donde se sucedieron varios momentos de oración silenciosa y litúrgica.

Al día siguiente la reliquia fue trasladada al convento de San Francisco en Monteluco (Spoleto), donde el clero de la archidiócesis de Spoleto-Norcia celebró una jornada de retiro.

Por la tarde se detuvo en Spoleto, en la iglesia de San Sabino, el lugar donde según la tradición, Francisco tuvo el sueño que le cambió la vida, mientras se dirigía a Apulia. Aquí, el arzobispo presidió la santa misa, a la que siguió una vigilia de oración organizada por la pastoral juvenil diocesana.

Después, el viernes 19 de abril, la reliquia fue llevada a las clarisas de Montefalco que animaron la oración de la mañana.

La jornada terminó con el regreso de la reliquia al convento de San Fortunato donde fray Giuseppe Burrascano, maestro del noviciado de La Verna, celebró la eucaristía y donde todo concluyó con el canto de acción de gracias del Te Deum.

Fueron días de gran belleza y gracia, una oportunidad de evangelización, en la que las llagas de San Francisco se acercan a las nuestras para unirse con las de Cristo, capaces de dar vida y fuerza, en el abrazo del crucificado del que brotan la misericordia y el amor.

Fray Marco Antonio Maria Uras o.f.m.